Ciertamente, la educación no tiene sentido a menos que les ayude a
comprender la vasta extensión de la vida con todas sus sutilezas, con sus
dolores y sus alegrías, con su extraordinaria belleza. Podrán lograr títulos
académicos, podrán tener una serie de siglas después del apellido y obtener un
puesto muy bueno, pero ¿después qué? ¿Cuál es el sentido de todo esto si en el
proceso la mente se embota, se fatiga, se vuelve estúpida? Por lo tanto,
mientras son jóvenes, ¿no tendrían que aspirar a descubrir qué es la vida en su
totalidad? ¿Y acaso no es el verdadero propósito de la educación cultivar en
ustedes la inteligencia que tratará de hallar la respuesta a todos estos
problemas? ¿Saben qué es la inteligencia? Es, sin duda, la capacidad de pensar
libremente, sin miedo, sin fórmula alguna, de modo que puedan comenzar a
descubrir por sí mismos aquello que es real, verdadero; pero si están
atemorizados jamás serán inteligentes. Cualquier forma de ambición, espiritual
o mundana, engendra ansiedad, temor; por lo tanto, la ambición no ayuda a
producir una mente clara, sencilla, directa y, en consecuencia, inteligente.
¿Saben?, es realmente muy importante que, mientras son jóvenes,
vivan en un ambiente donde no exista el temor. Casi todos nosotros, a medida
que envejecemos, nos volvemos temerosos de vivir, de perder un empleo;
temerosos de la tradición, de lo que pueda decir de nosotros el vecino, o
nuestra esposa o marido, temerosos de la muerte. La mayoría de nosotros tiene
miedo, en una forma u otra; y donde hay miedo no hay inteligencia. Y, ¿no es
posible para todos nosotros, mientras somos jóvenes, estar en un ambiente donde
no haya temor sino más bien una atmósfera de libertad, libertad no sólo para
hacer lo que nos plazca, sino para comprender todo el proceso del vivir? La
vida es realmente muy bella, no es la cosa fea en que la hemos convertido; y
sólo podremos apreciar su riqueza, su profundidad, su extraordinaria belleza,
cuando nos rebelemos contra todo ‑contra la religión organizada, contra la
tradición, contra la presente sociedad corrupta- de modo que, como seres
humanos, podamos descubrir por nosotros mismos lo que es verdadero. No imitar,
sino descubrir, eso es la educación, ¿no
es así? Es muy fácil ajustarse a lo que les dicen sus padres, sus maestros o la
sociedad. Es una manera segura y cómoda de vivir; pero eso no es vivir, porque
en eso hay temor, deterioro, muerte. Vivir es descubrir por uno mismo aquello
que es verdadero, y uno puede hacer eso únicamente cuando hay libertad, cuando
existe una constante revolución interna.
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