Llegaste un día y desplegaste tu ashram invisible entre nosotros.
¡Cuántas cúpulas descendieron cargadas de lluvias celestiales
sobre las flores sedientas y anhelantes de nuestras almas!
Mansamente se abrieron a la caricia maestra y milagrosamente
renacieron sus más bellos colores y se vieron sus perfumes
ascendiendo en columnas a los cielos.
Hermano jardinero, los retoños van creciendo;
buscan sus raíces valerosas extender la estirpe que legaste.
Linaje sin motivos ni ambiciones aparentes.
Festejantes, casi sin saberlo, de los lazos de seda que nos unen,
internalizándonos silenciosos y atentos en lo Eterno
hasta oir nuevamente la Canción de los Comienzos.
Para YACO
¡Cuántas cúpulas descendieron cargadas de lluvias celestiales
sobre las flores sedientas y anhelantes de nuestras almas!
Mansamente se abrieron a la caricia maestra y milagrosamente
renacieron sus más bellos colores y se vieron sus perfumes
ascendiendo en columnas a los cielos.
Hermano jardinero, los retoños van creciendo;
buscan sus raíces valerosas extender la estirpe que legaste.
Linaje sin motivos ni ambiciones aparentes.
Festejantes, casi sin saberlo, de los lazos de seda que nos unen,
internalizándonos silenciosos y atentos en lo Eterno
hasta oir nuevamente la Canción de los Comienzos.
Para YACO
EL YODA 2003/2007
Gracias Horacio
ResponderEliminarCris
Maravilloso y correctísimo homenaje al querido Yaco.
ResponderEliminarAbrazo su recuerdo.