
Entonces, ¿Cuál es la salida a esa dependencia? ¿Por qué esa dimensión no puede prodigar sus propios bienes? ¿Quién es el que reclama? La personalidad es la que reclama pero ¿Por qué el alma no puede saciar ese apetito que crea una dependencia hacia otras personas? ¿Podrá la personalidad encarar la realidad del alma, podrá el alma acercarse y establecerse definitivamente? Tal vez sí. Si esto sucede, la personalidad se verá colmada y descongestionará de expectativas su relación con otras personas, por un lado, recibirá la realidad de sí mismo, prodigándole el alma a todo cuanto tiene y por el otro, aclarará la realidad con la otra persona, todo lo que está nublado o teñido por la propia expectativa que tiene sobre la otra persona.
Quiere decir que la dependencia hacia otra persona es indirecta, lo directo es la dependencia interior que uno tiene. Tiene que cubrir ese abismo, hacer fluido ese intercambio entre el alma y la personalidad. Eso le pone fin a la dependencia porque ambas van a intercambiar realidades: la personalidad tiene mucho que ofrecerle al alma y el alma a la personalidad y eso es el fin de la dependencia con las personas y también el fin de la dependencia que uno puede tener hacia todos los aspectos de la vida. Como decía Walt Whitman: “Yo soy todo lo que tengo y todo lo que puedo ofrecer”
YACO
intrincado pero muy interesante,
ResponderEliminarbeso
su