Interioridad AutoConsciencia

cmtrabajointerno@gmail.com

@cris.morey

.

MAURICE NICOLL

LA
FLECHA
EN EL
BLANCO




EL FIN DEL MUNDO
La enseñanza esotérica de los Evangelios se refiere a menudo a la segunda venida del hijo del Hombre. Para poder entenderla es necesario darse cuenta de una de las ideas fundamentales de la psicología esotérica con respecto a la raza humana en la tierra. Una forma particular de enseñanza esotérica que se da en cierto momento del tiempo, en términos de tiempo histórico, solo dura un periodo limitado. Su fuerza y significado comienzan a morir gradualmente. En el caso de la enseñanza de Cristo, que dio sentido y fuerza a las muchas empresas de la vida humana, advertimos que él nunca dijo que su enseñanza duraría por siempre. Indicó con toda claridad que sólo podía durar cierto tiempo. Y en este sentido, habla de las cosas que habrían de ocurrir, de las señales que habrá cuando la fuerza, el impulso que él le dio con su poder, comience a menguar en el mundo. Advierte a sus discípulos que llegará el momento en que se agote esta verdad, y en seguida habla acerca de la señal de la segunda venida del Cristo. Los discípulos le preguntan que señal habrá de esto.
"... se llegaron a él los discípulos, aparte, diciendo: Di-nos .cuando serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida y del fin del mundo? Y respondiendo Jesús les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis guerras y rumores de guerras: mirad que no os turbéis; porque es menester que todo esto acontezca; mas aun no es el fin.
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres y terremotos por los lugares. Y todas estas cosas, principio de dolores.
Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre." (Mateo, XXIV, 3/9)
A veces la frase 'fin del mundo' se presenta como 'la consumación de los tiempos'. Muchas personas susceptibles creen que llegara un día en que se destruya el mundo visible. En griego, sin embargo, ή συντελεια του αίωνος, posee un significado muy diferente, que dista mucho de referirse al mundo visible.  Hemos de pensar, más bien, que tiene que ver con el fin de un ciclo de cultura, con el final de una fase de la humanidad y el comienzo de una creciente confusión en la que, efectiva y materialmente, se levantará nación contra nación, etc.  Pero su sentido psicológico se relaciona con algo muy distinto. En muchos de los libros esotéricos del Antiguo Testamento, cuyo significado dista mucho del literal, es frecuente hallar numerosas referencias a una falta de Verdad en la tierra.  Cuando una nación y un pueblo pierden sus valores fundamentales y tradicionales y carecen de un fondo propio, se les compara a un terremoto. Cuando falla la verdad esotérica y el hombre se hace completamente sensual, una criatura de los sentidos; cuando se ha destruido todo significado salvo el físico, es inevitable que el hombre degenere y pase a un estado de violencia cada vez mayor, porque carece de una dirección interna y de valores internos, los que siempre se han creado en el por medio de una u otra forma de enseñanza esotérica.  Esta enseñanza proporciona siempre valores superiores a los de la vida física, y sólo a través de estos valores se puede formar una cultura. Cuando viene una quiebra de todos los valores internos, cuando el hombre carece de una verdad que le gobierne desde lo intimo, de tal modo que le haga darse cuenta de que ciertas acciones le están vedadas a causa de su integridad interior, entonces comienza 'el fin del mundo'.  Y es que ha empezado a morir toda la fuerza del desarrollo interior. Y  con ella, toda idea de que el hombre vive en la tierra para aprender algo.  Así termina toda posibilidad de un desarrollo interior.  Al expandirse esta condición llega la consumación de los tiempos.  Se agota la fuerza que penetró al mundo en un tiempo pasado.  Pero hemos de advertir que cuando esto ocurre, la 'segunda venida' está cerca.  En el capitulo XXIV de Mateo podemos ver que, desde el punto de vista de una enseñanza esotérica o superior, de una enseñanza que trata del hombre psicológico, hay que dar la verdad al hombre para elevarlo por sobre el nivel de la violencia, del egoísmo y de sus apetitos.  Al penetrar en el tiempo, esta verdad pasa de generación en generación y queda distorsionada del todo.  Entonces sobreviene un periodo de confusión que conduce a una segunda manifestación de la verdad y que se representa como la segunda venida del Hijo del Hombre.  Las gentes imaginan que la verdad se mantendrá siempre, pero toda verdad se desgasta y es preciso sembrarla en una nueva forma (de la misma verdad) en la humanidad.  Toda nación, toda raza ha recibido esta verdad.  Siempre es la misma verdad en diferentes formas; algunas veces el énfasis se da a un aspecto, otras a otro, según las condiciones de la época.  Pero, cuando este tipo de verdad llega a una quiebra, cuando pierde toda la fuerza que la orienta, cuando pierde todo su poder efectivo, ocurre una consumación del tiempo, un fin del mundo, y le sigue un período de confusión que anuncia la llegada de otra forma de la misma verdad. Con esta breve descripción tal vez podamos entender que el fin del mundo no significa el fin del mundo, sino el fin de una manifestación de la verdad, a la que también seguirá una nueva manifestación y que, naturalmente, quizás demore varios siglos en madurar.  Es un ciclo recurrente. De modo que podemos colegir que el Hijo del Hombre ha de venir otra vez, y esto significa una renovación de la enseñanza esotérica en la tierra. Se proporciona la fuerza; la fuerza gradualmente muere en el tiempo; sobreviene un periodo de caos; la fuerza nuevamente baja a la tierra.  La enseñanza de Cristo llama a cada una de estas manifestaciones la segunda venida del Hijo del Hombre.  Es un ser que desciende a un nivel humano y que se eleva por medio de los esfuerzos que hace para sobreponerse a todas las tentaciones humanas.  De este modo restablece una vez más el orden, y una vez más abre la huella para el desarrollo del hombre.  Queda nueva' mente abierto el nivel superior para el inferior, y una vez más se hace posible realizar el propósito con que el hombre fue creado originalmente, o sea el de pasar de un nivel inferior a uno superior de ser y de comprensión.  Cuál es entonces la verdad que se siembra con intervalos precisos en el mundo a fin de elevar al hombre por sobre sus sentidos? . Es tan solo un asunto de mandamientos arbitrarios que han de interpretarse al pie de la letra? Tomemos nota de que Cristo inicio su enseñanza no con una serie de mandamientos literales, sino con una idea psicológica: la idea de la metanoia, la idea de un cambio en la manera de pensar. Toda enseñanza esotérica empieza siempre con la idea de que lo primero es una transformación de la mente. Esta palabra, metanoia, tan torpemente traducida por 'arrepentimiento', significa una nueva manera de pensar acerca del sentido de la propia vida.  La enseñanza esotérica es para hacemos pensar de otro modo, de un modo diferente al habitual.  Ese es el punto de partida: sentir el misterio de la propia existencia, de lo que uno piensa, siente y como se mueve. Y sentir el misterio de la conciencia, el misterio de la precisión con que está organizada la materia. Todo esto puede hacer efectiva la metanoia en una persona.  Lo contrario de esto es sentir que todo el misterio puede uno atribuírselo a sí mismo. El primer sentimiento abre la mente a una altura más elevada de posibilidades; el segundo cierra la mente y nos lanza hada abajo, o hacia fuera, por los sentidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Quién Soy Yo...?


Red Mundial de Escritores en Español
.

el tiempo en Bs. As.