“AFORTUNADO EL HOMBRE QUE NADA ES ”
CARTAS A UNA JOVEN AMIGA
KRISHNAMURTI
Que cosa extraordinaria es la relación, y con qué facilidad
caemos en el hábito de una relación particular, donde las cosas se dan por
sentadas, donde se acepta la situación y no se tolera variación alguna; no se
da cabida a ningún movimiento hacia la incertidumbre, ni siquiera por un
segundo. Todo está tan bien regulado,
asegurado, sujeto, que no hay oportunidad ninguna para la frescura, para un
claro soplo revivificante de primavera.
Esto y más es lo que llamamos relación.
Si observamos atentamente, vemos que la relación es algo mucho más
sutil, más rápido que el relámpago, más intenso que la tierra, porque la
relación es vida. Nuestra vida es
conflicto. Nosotros queremos hacer de la
relación algo tosco, rígido y maniobrable. Y así pierde su fragancia, su
belleza. Todo esto surge porque no
amamos, y el amor, es, desde luego, lo más grande de todo, porque en él tiene
que existir la completa entrega de uno mismo.
Lo esencial es la cualidad de lo fresco, de lo nuevo, o de lo
contrario la vida se convierte en una rutina, en el hábito; y el amor no es un
hábito, una cosa aburrida. La mayoría de
la gente ha perdido la capacidad de maravillarse. Lo da todo por hecho, y este sentido de
seguridad destruye la libertad y la sorpresa de la incertidumbre.
Proyectamos
un futuro muy distante, lejos del presente. La atención necesaria para
comprender, está siempre en el presente.
En la atención siempre existe un sentido de inminencia. Tener claridad con respecto a las propias
intenciones implica una tarea muy ardua; la intención es como una llama,
instándolo a uno incesantemente a comprender.
Sea clara en sus intenciones y verá que las cosas salen bien. Tener claridad en el presente es todo lo que
se necesita, pero no es tan fácil como suena.
Uno tiene que desbrozar el campo para la nueva semilla, y una vez que
ésta se planta, su propia fuerza y vitalidad crean el fruto y la semilla
siguiente. La belleza externa jamás
puede ser permanente, se estropea siempre si no existen el deleite y la dicha
internos. Nosotros cultivamos lo
externo, y prestamos muy poca atención a lo que ocurre bajo la piel; pero lo
interno se impone siempre a lo externo.
Es el gusano dentro de la manzana el que destruye la frescura de la
manzana.
Se requiere gran inteligencia para que un hombre y una mujer
que viven juntos se olviden de sí mismos, no se sometan el uno al otro ni se
dominen mutuamente. La relación es la cosa más difícil que hay en la vida.
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